Un grito contra el cambio climático

La activista sueca de 16 años fue la voz de la conciencia ante los líderes mundiales en la última Cumbre Climática de Naciones Unidas en Nueva York, a la que llegó en velero desde Reino Unido.

Han robado mis sueños y mi niñez con sus palabras huecas. Estamos en el comienzo de una extinción masiva”. Con este mensaje, acompañado de su adusto gesto, la activista sueca contra el Cambio Climático Greta Thunberg, de 16 años, ocupó más páginas en la prensa que los propios líderes mundiales en la Cumbre Climática de Naciones Unidas el pasado 23 de septiembre.

Nacida en Estocolmo en 2003, Greta Tintin Eleonora Ernman Thunberg, comprobó la “inacción mundial” a los ocho años cuando vio en su colegio un documental sobre la contaminación en el mar y el efecto invernadero. El impacto brutal que ejerció en ella este documental cambió su vida, su relación con el planeta y mermó su salud.

Tras atravesar una depresión, dejar de comer y sufrir trastornos de ansiedad, los doctores le diagnosticaron Síndrome de Asperger, una variación del neurodesarrollo que influye en la forma en que estas personas procesan información y se relacionan con los otros.

Greta es parte de una familia de artistas reconocidos. Hija del actor Svante Thunberg y de la cantante de ópera Malena Emman, su abuelo paterno, Olof Thunberg, es director y actor de cine.

UNA AUTÉNTICA REVOLUCIÓN. El terremoto que ha causado Greta con sus irrupciones públicas repercutió en primer lugar en la intimidad del hogar. Hasta el punto que su madre decidió dejar de tomar aviones por la emisión de gases, y ya solo trabaja en países cercanos.

La propia Greta acudió al último Foro de Davos en tren. Y a la cumbre de Naciones Unidas, en Nueva York, a bordo de un velero que no emite gases nocivos, tras una larga travesía de dos semanas que partió desde el Reino Unido. Ambos viajes los hizo acompañada de su padre.

Además ha transformado su vivienda con materiales sostenibles. Y en sintonía con su compromiso ambiental, dejó de consumir carne y sus derivados.

Por sus valientes palabras ante los líderes mundiales y su tenacidad, ha sido galardonada con el “Nobel alternativo” Right Livelihood que otorga una fundación sueca, en reconocimiento a la inspiración y amplificación realizada sobre las demandas políticas “por una acción climática urgente que refleje hechos científicos”.

Allá a donde va, la adolescente de trenzas rubias, pecas y sonrisa tímida sigue dejando su impronta denunciando catástrofes, defendiendo su derecho a habitar un mundo mejor y proponiendo un equilibrio indispensable para el presente y para la supervivencia de las futuras generaciones, haciendo oídos sordos a las críticas que no escatiman sus no pocos numerosos detractores.