Naturaleza de lujo

Sobre la montaña, entre los árboles, a la orilla del mar...

Tiendas modulares frente al mar con calefacción, colchones mullidos y energía solar; cabañas sobre los árboles con aire acondicionado entre la selva y el río; cubículos de lujo en la cima de una montaña a los que solo se puede llegar con arnés o tirolina... Acampar en plena naturaleza ya no tiene por qué ser incómodo. Sino todo lo contrario.

Glamping, para viajeros exquisitos. El Glamping (camping glamuroso) es tendencia desde hace un tiempo, ideado para viajeros que buscan fundirse con el medio ambiente sin renunciar a las comodidades de un hotel de lujo. El glamping se instala, no se construye. Es removible y su diseño es amigable con el entorno. Se levanta sobre una serie de paneles de suelo modulares e incluye un cómodo baño, habitaciones sencillas y confortables, mobiliario plegable y servicio todo incluido (comida gourmet, desayuno y hasta spa en algunos casos). Su antecedente se encuentra en las tiendas de campaña de lujo que construían las elites de Escocia y Francia en el siglo XVI, para no echar de menos la amplitud de sus palacios.

Una cabaña en el bosque. Sobre un suelo de pilares de madera, pero colgada de los árboles, otra alternativa de descanso sin perder confort son las cabañas en medio de bosques. Este tipo de iniciativas se construyen también junto a playas, y en las cercanías de montañas y Parques Nacionales. De diversos tamaños, en general cuentan con el techo a dos aguas o en forma de iglú. Aunque también las hay personalizadas, como las que ofrece Basoa Suites (España), con forma de pagoda y ubicadas en pleno corazón del Valle Navarro de la Ultzama.

Skylodge, dormir a 400 metros. Uno de los hospedajes más extremos, ideal para turistas osados, se encuentra en Urubamba, Perú, muy cerca de la ciudad sagrada de Cuzco. Se llama Skylodge y es una especie de cápsula para cuatro personas pegada en la montaña a 400 metros de altura. De aluminio aeroespacial y policarbonato de alta resistencia, su techo y paredes son transparentes. La impresión que se tiene es la de flotar en medio de las estrellas, con unas impresionantes vistas al Valle Sagrado. Al refugio colgante solo se accede con arnés o tirolina. Una experiencia imposible para alguien que sufra de vértigo.