Un barco fantasma surca los océanos. Emite una luz sobrenatural y solo puede otearse a media distancia. Los miembros de su tripulación llevan muertos varios siglos y están deseando transmitir a los barcos que traten de comunicarse con ellos mensajes dirigidos a sus seres queridos en tierra firme, aunque lleven siglos bajo tierra.
Es la leyenda de El Holandés Errante, condenado a vagar eternamente por el océano debido al pacto con el diablo suscrito por su capitán, el neerlandés Willem van der Decken, en el siglo XVII. Según una de las versiones de la historia, el navegante conjuró a Satanás para salvar su vida y la de su tripulación cuando su navío se enfrentó a una espectacular tormenta en el Cabo de Buena Esperanza. Otra versión señala que Van der Decken imploró deliberadamente a Lucifer el poder de surcar los mares sin que le afectaran las inclemencias meteorológicas.
Según algunas fuentes, la leyenda podría estar basada en el capitán holandés Bernard Fokke, famoso en el siglo XVII por lograr inusitadas velocidades de crucero en sus travesías entre Holanda y Java. Tales eran sus proezas al timón que muchos de sus coetáneos lo atribuyeron a un eventual pacto con el diablo.
En cualquier caso, en todas las versiones de la historia, Dios, omnisciente, castiga a Willem van der Decken a navegar, sin rumbo y sin posibilidad de volver a puerto, por los siglos de los siglos.
La leyenda ha servido de inspiración para numerosos artistas, desde Edgar Allan Poe, que cuenta esta historia en su novela La narración de Arthur Gordon Pym (1838), a Richard Wagner, que dedica a este barco fantasmagórico una de sus óperas más famosas, El Holandés Errante (1843). También la cultura popular del siglo XX se inspira en esta leyenda, de la mano por ejemplo del grupo de rock progresivo Jethro Tull, que incluye en su álbum Stormwatch (1979) una canción titulada The Flying Dutchman (como es conocido El Holandés Errante en inglés).
También en el cine ha hecho su aparición el navío maldito, con películas como Pandora and the Flying Dutchman (1951), protagonizada por Ava Gardner y James Mason; o la segunda y la tercera entregas de la saga Piratas del Caribe, protagonizada por el actor Johhny Depp.