Navegar por el Mediterráneo es una invitación a soñar despiertos. Sentir la brisa marina mientras se atraviesan pueblos con historias comunes y milenarias (griegos, romanos, fenicios...) y playas recónditas bajo el sol que da la vida y las noches estrelladas.
Baleares, placer sin prisas. El turismo náutico es uno de los modos más relajantes de conocer las islas y su entorno. Y Puerto Portals la marina mejor equipada para iniciar esta aventura. Mallorca cuenta con 150 zonas de fondeo y un sinfín de calas y playas donde bañarse. ¡Lo difícil es elegir cuales! Es Trenc, Cala Torta o Cala Varques son tres ejemplos donde fondear y darse un chapuzón inolvidable. Menorca cuenta con fondos hermosos para conocer buceando. Y espacios íntimos como Cala Turqueta. En Ibiza es famosa la puesta del sol en Cala Saona. Y más desde la cubierta de un barco, divisando sus acantilados llenos de pinos centenarios. En cuanto a Formentera, sus aguas transparentes la convierten en el lugar perfecto para fondear durante unos días y olvidarse por completo de la rutina.
Camino de Dubrovnik. Podemos partir de Mallorca hacia la costa de Croacia, llena de pequeñas islas, paisajes inolvidables y vistas de volcanes aún activos. La emoción recorre al viajero al cruzar el legendario Estrecho de Messina, en el sur de Italia, y el de Bonifacio, que separa Córcega de Cerdeña. O al rodear al puñado de Islas Eólicas: Lipari, Alicudi, Filicudi, Panarea, Salina, Stromboli y Vulcano. La cadencia del yate invita a disfrutar de una copa de vino malvasía, introducido por los griegos hace 2.500 años. Y a degustar una sabrosa receta con pulpo o pez espada. La devoción por la alcaparra, el aceite de Salina y la Nacatula (un dulce artesanal de Lipari) hacen más agradable todavía la travesía. El mar Adriático da la entrada a Croacia, un país de marineros, con 6.000 kilómetros de costa. Esta es una ruta muy importante para el comercio, ya desde la época grecorromana. Dubrovnik, donde se grabó gran parte de la serie Juego de Tronos, es una ciudad amurallada, con un suave olor a lavanda y ostras.
El mito de las islas griegas. Navegar en yate o velero por las islas griegas permite ser parte de un tesoro cultural compuesto de mitos y leyendas. Mikonos es famosa por sus casas blancas y por el jet set que la visita. Y la hoy cosmopolita Rodas, cargada de mitología e historia con sus hermosas playas. En la entrada de su puerto se erigió una de las siete maravillas del mundo antiguo, el coloso de Rodas, que representaba a Helios, el dios del sol. Medía casi 40 metros. Los barcos pasaban por debajo de sus piernas abiertas hasta que un terremoto lo derribó en el año 227 a.c. Otras islas por las que vale la pena pasar son las casi vírgenes Leros y Pserimos, o Kalymnos y sus espectaculares formaciones rocosas. Kos es noche y fiesta con música en directo y bares muy populares. Skyros, Zante o Corfú y su rica arqueología. Para terminar la travesía en la mítica Ítaca, la isla de Ulises donde se forjó la aventura de La Odisea.