The Power of the Flower

Las flores fueron proclamadas como armas en una llamada a la paz.

La noche del 6 de julio viaja en el tiempo en la marina de Puerto Portals, hasta llegar a los psicodélicos sesenta a través de su famosa Flower Power. Los shows, las bailarinas, la música y el dress code, todo se torna hippie. Por una noche, el puerto se llena del espectáculo de origen ibicenco, donde encontrarse con personajes como Ray Charles, Prince o Bob Marley.

Si hablamos de los años sesenta, hablamos del movimiento hippie, y si hablamos del movimiento hippie, hablamos de Allen Ginsberg. En noviembre de 1965 este poeta reunió en San Francisco a los primeros hippies de la historia para alzarse en contra de la Guerra de Vietnam. La ciudad estadounidense se había convertido en la meca del movimiento que se oponía al capitalismo y apelaba a la paz mundial y el amor.

Un mes antes, el 16 de octubre de 1965, alrededor de 5000 personas recorrieron el tramo entre la Universidad de Berkeley y la zona del aeropuerto de Oakland, punto clave al situarse un puesto de mando militar. Durante la marcha, los participantes caminaban y clamaban “peace and love” al ritmo de Satisfaction, de los Rolling Stones o I’m fixin to die, de Country Joe and The Fish.

Ginsberg, a la cabeza de la marcha, escribió how to make a march/spectacle, un ensayo donde proclamaba las flores como armas estratégicas, de donde surgió el poder de la flor. El activista Abbie Hoffman organizó el evento Flower Power Day, y ahí brotó uno de los términos más conocidos del movimiento hippie.

Como curiosidad, en Estados Unidos la palabra ‘hippie’ deriva del inglés ‘hipster’, una subcultura previa de la Generación Beat que promulgaba la filosofía existencialista. Sus adeptos vestían totalmente de negro o marrón. Su semejanza con el movimiento posterior residía en el estilo de vida bohemio y su actitud antiautoritaria.