Conectarnos a la tierra

La vorágine de la vida moderna nos ha hecho olvidar los beneficios de estar conscientemente en contacto con la superficie terrestre.

En más de una ocasión hemos escuchado que caminar descalzos mejora el rendimiento de nuestro cuerpo y nuestra mente. Pero lejos de que esta actividad, conocida como earthing o grounding, pueda parecer una moda espiritual pasajera, existen motivos científicos que avalan sus aspectos positivos.

¿Quién no ha sentido alguna vez una especie de descarga, como un chispazo, al entrar en contacto con otras personas u objetos? Este efecto es conocido como la electricidad estática, un tipo de energía que no debería permanecer en nuestro cuerpo porque al manifestarse demuestra la ausencia de nuestro contacto con la tierra. 

Los zapatos que empleamos a diario están hechos con materiales aislantes y, al quitárnoslos, nuestras plantas de los pies entran en contacto con la orilla del mar, la tierra del campo o la hierba, permitiendo descargar toda esta energía electroestática gracias a la faceta conductora y carga siempre negativa del suelo. ¿Y para qué es necesario este proceso de la física? Inevitablemente, la falta de estos intercambios eléctricos afecta a los procesos químicos necesarios para que nuestro organismo, conductor de electricidad por naturaleza, funcione debidamente.

Así que a la más mínima ocasión aprovecha para descalzarte. Con poco tiempo podrás empezar a intuir los increíbles beneficios de esta técnica que regula el sistema nervioso, desinflama y evita enfermedades y dolores de tipo crónico, proporciona energía, protege de ataques electromagnéticos y mejora el sueño por la noche y la vitalidad durante el día.